CULTURA EN MOVIMIENTO, ACCION, MASCARAS, TEATRO BOQUITA DEL POLITECNICO PADRE FANTINO MUY PRONTO EN ESCENA.

EL GAGA Y LOS DERECHOS CULTURALES




Roldán Mármol
Abril 2012

El impedimento de expresión y circulación de los grupos de Gagá en la Región Este del país y la extralimitación de poderes por parte de las autoridades locales, plantean la urgente necesidad de un debate público sobre los temas básicos de políticas culturales, tales como las Identidades, la Diversidad, el Pluralismo y los Derechos Culturales.

Este año, durante la recién pasada Semana Santa, el Alcalde Gerardo Casanova, del Municipio de El Seibo, impidió que el “Gagá de Moreno”, perteneciente a esa misma comunidad, entrara en su tradicional recorrido a la ciudad. Pero tal acción no constituye una postura aislada. De igual manera, está sucediendo en Higuey y en La Romana, donde el Fiscal José Polanco y el nuevo Alcalde Tony Adames, mantuvieron la posición de no permitir que las agrupaciones de Gagá tocaran en los barrios del municipio.

Según lo publicado en Diario Libre, el pasado lunes 9 de abril, las autoridades actuaron por solicitud de sacerdotes y pastores de las iglesias católica y evangélica; quienes acusan al Gagá de “promover actividades de la religión vudú” y de “realizar ritos atentatorios y contrarios a la tradición cristiana”; lo cual caracterizan como algo “satánico”, que se realiza en honor al demonio. Nada más alejado de la realidad de esta tradición religiosa, danzaria y musical que se extiende en toda la isla, que llega a través de Haití, pero que ya forma parte integral de la Cultura Dominicana.

Evidentemente, estas autoridades desconocen o deciden intencionalmente irrespetar los mandatos de nuestra propia Constitución. La cual, desde el artículo 45 al 49, plantea con toda claridad y precisión lo concerniente a “la Libertad de Conciencia y de Cultos”, “la Libertad de Tránsito”, •Libertad de Asociación” y “Libertad de Expresión y de Circulación”.

Pero aún más, el Artículo 64 de la nueva Constitución dominicana, promulgada el 26 de enero del 2010, aborda de manera expresa, por primera vez en nuestra historia, el tema de “Los Derechos Culturales”; representando la concepción más avanzada y crítica de la cultura, como expresión de lo humano y del desarrollo integral. Lo cual fue el resultado de una propuesta que encabezáramos, en el momento que asumíamos la presidencia de la Red Dominicana de Culturas Locales y que fue aprobado por unanimidad en la Asamblea Nacional.

Este artículo habla, con diáfana claridad, del “derecho a participar y actuar con libertad y sin censura en la vida cultural de la Nación”; de que el Estado deberá establecer “políticas que promuevan y estimulen las diversas manifestaciones y expresiones populares de la cultura dominicana”. Y que “garantizará la libertad de expresión y la creación popular, así como el acceso a la cultura en igualdad de oportunidades y promoverá la diversidad cultural”, de la cual el Gagá es una expresión esencial.

Y si nos vamos al plano internacional, el caso es todavía más grave, ya que nuestro país es signatario de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, erogada el 2 de noviembre de 2001. Por tal razón, toda autoridad, municipal, provincial o nacional, debe mantenerla como referencia, respetando y aplicando cada uno de sus enunciados.

Ya es tiempo de sobrepasar los parámetros ideológicos heredados del colonialismo, del neocolonialismo republicano, del trujillismo y del reformismo cultural ultraconservador, que todavía enarbolan muchas de nuestras autoridades. Ese que aún incentiva el antihaitianismo, el racismo, los prejuicios y las discriminaciones de las culturas populares. Ese que aún no reconoce ni valoriza la dimensión de lo negro en nuestra cultura y, mucho menos, los trascendentes aportes de África a la conformación histórico-cultural de la dominicanidad.

El Estado dominicano es constitucionalmente laico, y en base a tal fundamento deben elaborarse y aplicarse las políticas culturales oficiales; no a partir de las presiones o intereses de grupos religiosos particulares. La conformación de un Estado de Derecho no se hace exclusivamente con discursos, se construye con hechos, con las voluntades de sus líderes, el apego a las leyes y las acciones consecuentes de las autoridades locales y nacionales.

Tengamos claro, que más allá del Gagá, laten día a día las expresiones más profundas del pueblo dominicano, como parte de una Cultura Viva, colectiva, comunitaria y ancestral. Allí están sonando a cada instante los Palos o Atabales, Los Congos del Espíritu Santo, La Jerapega, El Priprí, La Sarandunga, el Bambulá, Los Guloya, La Comarca, La Salve y muchos más.
En definitiva, el complejo y profundo mundo de las religiones populares, integrantes plenas de la cultura dominicana, espera en silencio su reconocimiento, valoración y protección por parte del Estado.
Las autoridades competentes, en especial el Ministerio de Cultura, deberá tener la voz cantante y la clara determinación de impulsar un proceso de promoción y aplicación, por parte de todas las autoridades, de los mandatos emanados del Artículo 64 sobre “Los Derechos Culturales” de la actual Constitución dominicana; teniendo como prioridad los temas de la Identidad, la Diversidad y el Pluralismo Cultural.